martes, 8 de enero de 2013

El Tijeretazo en las orquestas del estado y el país



Cuando las balas surcaban por el espacio en un salón en la Colombia de los 80s, los músicos sólo se agachaban pero seguían tocando. Lo mismo en el norte del país, cuando el narco irrumpe en una fiesta, es ya casi una regla de oro que el grupo o la orquesta que este presente, siga tocando e integren el sonido de las balas en una elegante variación con el estruendo de los proyectiles que surcan de un lado a otro. Suele haber de todo en estos grupos sui generis de armas-instrumento. A los conjuntos de alientos se les unen desde UZIS, AK47, Magnum .44 hasta alguna que otra granada, bazooka o de plano algún misil antiaéreo. El resultado en cuanto a sonido o masa orquestal es imprevisible, seguramente los autores de las obras no pueden conseguir los videos en youtube.com. Lo mismo ocurrió con la Orquesta del Titanic, no sobrevivió al naufragio porque ninguno de sus músicos dejó de tocar mientras el trasatlántico se hundía. La hazaña tiene más cien años pero sirve para ilustrar la situación actual de las orquestas de cámara, sinfónicas juveniles y profesionales, así como las bandas y cameratas sostenidas con dinero público o privado. 

La voz de alarma la ha dado constantemente la Orquesta Sinfónica de Yucatán, la única que tiene temporadas de abono y que sigue recopilando “donativos” y firmas para garantizar su continuidad a través de su cabeza Adolfo Patrón Luján. “La supervivencia de las otras orquestas es muy importante para Yucatán y para México, que ya tiene depositada en el progreso de su vida musical una buena parte de su ilusión como estado y país e incluso, de su dignidad como nación moderna”, así lo apuntan muchos músicos al respecto desde las distintas orquestas de la entidad: FIGAROSY, SECAY, el H. Ayuntamiento o las asociaciones civiles. Algunos sentencian: “Que aprieten el cuello a las orquestas si hace falta, pero que no dejen de tocar. Si es por la “lana” yo hablo con ellos…Bones is bones. Asunto preocupante el de los imponderables recortes. ¿Qué es lo que quedará del recorte en una orquesta sinfónica? Pues una orquesta de cámara, y ¿qué quedará después del siguiente tijeretazo? Pues quizá un cuarteto de cuerdas hasta que lleguemos a un multi-instrumentista o un tecladista (OSY el OSO) con secuencias midi y su característico sonido estilo "Eladios". 

El 2013 será un año decisivo para el futuro de las formaciones orquestales del estado y el país. La Sinfónica de Yucatán (OSY), así como otras agrupaciones, buscan “mecenas” para sus actuales objetivos en un contexto de precariedad presupuestaria que ahuyenta a los proyectos muy ambiciosos, a las grandes estrellas, maestros, compositores y afecta seriamente a las condiciones de trabajo de los músicos y el desarrollo de jóvenes promesas. Ni qué decir de las orquestas juveniles o infantiles que buscan un buen estándar de ejecutantes en sus filas y programas. En cambio, las orquestas de Esperanza Azteca (¿Azteca en tierra de los Mayas? no debería ser ¿"Esperanza Maya"? Es de risa, como me dijo un buen amigo) siguen bregando en la búsqueda de adeptos para su causa de reality show, a costa de la necesidad y el sufrimiento de los más pobres, sin apostar jamás a la verdadera formación o transformación de fondo en la preparación de los niños y jóvenes en el ambito de la música.

En busca del equilibrio perdido y deseado (o en leguaje coloquial: Ayúdame a desaguar el bote...)

Según muchos especialistas con los que tocado el tema (omitiré nombres para no afectar a nadie), “el gran escollo o mayor reto es el de hacer frente a los reajustes presupuestarios para ofrecer una programación de calidad con mucho menos recursos”. Y se asegura que, aunque se están adoptando todo tipo de “medidas paliativas” (algunas de ellas dignas de un guión para el documental "Yo tenía 10 perritos"), existe un riesgo real de que algunas agrupaciones lleguen a desaparecer o fusionarse con otras. Y es que con tanto recorte o leyes de austeridad, la autosuficiencia es imposible, y la rentabilidad, una utopía. Creo que llegó la hora en que debemos poner en marcha modelos de gestión que permitan e instrumenten el equilibrio de las aportaciones públicas y privadas en porcentajes que bien podrían estar en cantidades más reales y acordes al momento. Yo entiendo que muchos me dirán: "El Estado debe de procurarlo todo..." ¡Patrañas! ¿A qué estamos jugando? ¿Realmente queremos condenar a los artistas a que se mueran de hambre? ¿A que vivan per omnia secula seculorum del sueldo que les pueda brindar el estado? No y no, quizá llego la hora de buscar esos fondos entre todos y para el bien de todos. Qué se busca a nivel nacional ¿Abrir más cárceles o formar más orquestas? ¿Construir mas centros de readaptación social o construir más escuelas?

Actualmente, las orquestas del estado se sufragan en más de un 90% con financiación pública y apenas en un 10% con aportaciones privadas o de los músicos de las orquestas juveniles o infantiles que donan su tiempo por amor al proyecto. Hablando de datos duros, una orquesta como las OSY, con una plantilla de 60 músicos genera gastos de un entorno que ronda en los veintidós millones de pesos por año, sin contar con las giras ni las grabaciones. Frente a los $350,000.00 pesos anuales que puede costar una orquesta juvenil en el estado, o los tres millones de pesos que puede costar una juvenil con una beca de $5000.00.

Desde 2010, el presupuesto para operaciones comerciales de la OSY (subvencionada en un 100%) se ha estancado en unos 25 a 27 millones de pesos. Y está previsto que la cifra se pueda reducir en un 7% en este año. Además, no creo que dispongan de muchos fondos para material inventariable. “Estamos en un momento de gran incertidumbre”, se escucha entre pasillos. “No sabemos quién será el sustituto de Adolfo Patrón ni qué futuro le espere  a la orquesta o al nuevo mecenas de la OSY”. 2012 ha sido un año duro para los más de 60 integrantes de la orquesta. A la reducción salarial a funcionarios de la administración general del Estado le pueden seguir la cancelación de sus giras o crecimiento, a menos que Rafael Tovar y de Teresa (Presidente de CONACULTA entre al "quite"), lo que ha reforzado la tesis de que la OSY podría terminar abriéndose a la participación casi absoluta de entidades privadas convertida en una agencia NO estatal o incluso en fundación.

Las Batutas emergentes

En los próximos meses, casi con seguridad, la OSY llevará a cabo una serie de audiciones para la elección de varias plazas. Es una tarea en la que suelen implicarse los directivos, el concertino y el director titular, ya que de los concertinos depende su relación con la orquesta. Pero hasta dentro de unos meses no se sabrá el nombre del heredero de Juan Carlos Lomónaco, que en los próximos meses hará las maletas rumbo a otros proyectos. Hasta ahora se han barajado los nombres de Román Revueltas, Jesús Medina, otro que le dicen "El ET" o el mismísimo José Guadalupe Flores en la quiniela sucesora, pero fuentes cercanas a la institución aseguran que ahora están buscando “batutas nuevas”, jóvenes aún sin nombre pero con un futuro prometedor. “El asunto no es contratar a un conductor de la estatura de Sir Simon Rattle hoy sino cuando no lo conocía nadie y le llamaron de la Filarmónica de Berlín”.

Cuenta un miembro del comité de la OSY, que han recibido muchas palabras de apoyo y promesas de calma en la directiva. “Por un lado, nos alegramos de que nosotros los músicos hallamos conseguido sobrevivir. Y, por otro, sentimos vértigo por lo que pueda pasar”. Sin un buen director titular a la vista, su presupuesto para 2013-2014 no llegará a los 25 millones de pesos, que irán destinados, entre otras cosas, a cubrir un déficit acumulado en los últimos años. “Estamos obligados a establecer todos los récords de austeridad”, un lema que no se comparte con muchos de los ejecutantes de la OSY y, sin embargo, el gobierno estatal y federal ya pusieron el ejemplo en sus propios bolsillos al reducir algunos salarios o imponer medidas férreas al gasto público. Sin embargo, desde que algunos de los donadores del patronato redujeran su aportación en un buen porcentaje, el asunto se ha tornado preocupante para los administradores de la orquesta. Ahora, se dice que el FIGAROSY busca apoyos privados para amortiguar la caída de las ayudas que recibía del CONACULTA, la SECAY y la IP.

Hace unos meses, una orquesta sinfónica del centro del país trataba de denunciar con un concierto de protesta ante el palacio de gobierno de la entidad un tijeretazo del 40% en sus salarios. “Reclamamos un compromiso para que se fije una subvención digna, justa y estable”, explicaba uno de sus miembros, violinista de la orquesta y uno de los afectados por el expediente de la regulación nominal.

Una de las fórmulas de ahorro pasa por confeccionar programas a base de obras de dominio público que no generan derechos de autor, lo que ya estará  repercutiendo en la calidad de los conciertos y menoscabando el repertorio contemporáneo. Otra más sería la que arremete contra las producciones de ópera, las cuales, de sobra es decirlo, son bastante costosas, y la mayor de las veces, la taquilla no alcanza a cubrir el punto de quiebra.

En Estados Unidos (en donde varias orquestas y artistas, como la de Filadelfia, se declararon en bancarrota como subterfugio legal y único camino para sus males) y en Europa (en donde se plantea la idea de fusionar conjuntos de la BBC o cerrar el Centro Musical de la Radio y Televisión de Holanda por cuestiones de aritmética económica) la situación no es más promisoria o halagüeña, aunque los incentivos al mecenazgo y un mayor culto a la música clásica atenúan el efecto de lo que Simon Rattle no ha dudado en calificar de “un genocidio musical”. Para que tengan una idea más exacta: en nuestro país un donativo para cualquier rama del arte sólo es deducible en un 20%, con excepción de la cinematografía, en donde el donativo sí es posible al 100%. Quizá por algunas de estas razones el próximo director de la orquesta sea el aclamado "Joven con manos de tijera" o el genial maestro STIHL experto en motosierras. 

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