martes, 9 de febrero de 2016

Luis Ángel Silva Melón y el origen del Chúa-chúa





Luis Ángel Silva Melón y el origen del Chúa-chúa
Emilio Bueno Salazar

El día de ayer 8 de febrero, las musas se llevaron al sonero más grande que ha dado México: Luis Ángel Silva Nava mejor conocido como “Melón”. Oriundo del barrio de Santa María la Ribera, Melón nació en la calle de Naranjo un día 2 de octubre de 1930.

Hijo de un peluquero, que como él mismo contaba, tuvo un golpe de suerte al “pegarle” a un premio mayor de la lotería. Estudió en las escuelas del rumbo y jugó fútbol en los equipos de la colonia, llegando a jugar en el Oviedo, equipo en el que también jugó José Alfredo Jiménez.

Cuenta, que su amor por el son, nació en un visita a la casa de su abuela materna en el mismo barrio.

La primera vez que Melón oyó tocar él son cubano fue en la vecindad donde vivía su abuela materna. "Lo escuché bonito, me sentí sorprendido y quería tocar lo que estaba oyendo…" Nunca pudo imaginar lo que esa música provocaría en él años mas tarde cuando se convirtió en el más grande sonero mexicano, y colocarse a la cabeza del género del “Son-Bop”, una especie de combinación del son y del bebop salido del jazz.

Más tarde, su inquietud lo llevó a intentar ser tenedor de libros, al tiempo que trabajaba en una fabrica de clavos.

Una influencia muy grande en él, fue que en la calle de Trébol escuchó a David Ferruzca, "Caricaballo", director de un grupo llamado El Latino, grupo que proyectó a varios soneros de la colonia, como Luis González Pérez y Tony Camargo. En esa misma calle vivía su tía Josefina. Melón les oía cantar los éxitos de Daniel Santos y los conjuntos cubanos y cantantes del caribe que sonaban en la radio. Quizá por su corta edad, nunca reparó o se dio cuenta si era música mexicana o no. Relatan sus contemporáneos que fueron muchas las veces las que Doña Paz -su madre- lo retiró de las puertas de las cantinas, porque se pasaba el tiempo escuchando los discos de moda que las rocolas reproducían en esos lugares. 

Muy pronto comenzó a cambiar su gusto musical. Cuando entró al ambiente musical de aquellos años, cayó en cuenta que los del Macao, (así se conocía a Los Diablos del Trópico), tocaban mejor que el conjunto Son Clave de Oro. El conjunto del Río Rosa, lo mismo, así como las orquestas de Chucho Rodríguez y de Arturo Núñez. Otro factor importante en su trayectoria fue el trato personal y profesional con el pianista y arreglista mexicano Luis González Pérez, que "me hizo cambiar muchas cosas y tener precisión auditiva…”.

Fue el trompetista Armando Thomae de Los Guajiros del Caribe quien lo oyó cantar en una fiesta y le propuso integrarse al conjunto. Melón comenta que en una de esas fiestas le dijo:

- Oye. No cantas mal, pero como que eres un poco descuadrado. ¿No te gustaría cantar son?

- Como que no!

-Mira, ¿por qué no asistes a los ensayos de nuestro grupo?

El grupo lo integraban jóvenes preparados musicalmente. Todos ellos estudiaban en la Escuela Libre de Música. Su director se llamaba Antonio Espino, y era quien hacía los arreglos, Armando empezaba en la escuela y César Molina en la trompeta, estaba terminando de aprender a leer música. Al conguero, Jesús Vázquez, le apodaban Fufu, y fue él quien le puso el apodo de "Melón" a Luis Ángel, pues al parecer, Luis Silva tenía la cabeza como un melón, (por lo cabezón). Estaba también Luis Ángel Romero Donís, el Chamaco, quien tocaba el bongó. Entre ellos se comentaba que Melón era un sonero nato. Los Guajiros del Caribe fue el grupo de sus inicios allá en el año de 1949. Se dice que comenzó en los coros porque en un chance que tuvo para cantar, no se adaptó bien a la canción. Para aprender más del estilo del son, consiguió discos de Cascarita y Kiko Mendive, los estudió minuciosamente escuchándolos hasta la saciedad. Se ponía frente a un espejo escuchando el disco, al tiempo que tocaba las maracas, y, después de mucho escuchar y ensayar, comenzó a mejorar. Con el paso del tiempo el cantante de planta del grupo, Antonio Espinom, abandonó el conjunto, quedándose en Ciudad Juárez. Fue por estas circunstancias que Melón debuta como cantante.

En una gira por Ciudad Juárez en 1949, con Los Guajiros del Caribe, el joven Luis Ángel Silva Melón, se hechizó con el bebop que escuchó en los discos de Woody Hermann y Gene Krupa, y más tarde, con algunas big bands que llegaron a El Paso. Recuerda que en el Palacio Chino de Juárez tocaba la orquesta de Roy Ramos, cuyo pianista, Willy Guzmán cantaba en esta modalidad del jazz. Melón trabajaba en el cabaret “La Cucaracha” y solía pasar sus ratos libres yendo a escucharlos. La fusión del bebop con el son cubano sería el sello que le imprimiría al sexteto que en 1958 formó con Carlos Daniel Navarro Lobo.

Melón conoció Benny Moré, el Bárbaro del Ritmo a mediados de 1949. Con el tiempo, empezó a conversar con él y a desarrollar una buena amistad. En 1950 grabó en los coros de Benny Moré para un número cinematográfico que se llamó "Bocón" de Juan Bruno Tarraza.

Esa grabación fue una lección tremenda, se comenta que había dos coristas que no dieron el ancho y como no pudieron encontrar reemplazo, Benny le dijo a Tarraza que necesitaba un buen cantante, Melón, le dijo al gran Benny:

- Yo le voy a hacer, el coro y la inspiración al mismo tiempo.

Melón estaba tan maravillado, aunque se equivocó dos veces, pero cuando por fin se acopló, Benny le tomó de la cabeza -que es la costumbre de los cubanos- cuando se hacen las cosas bien. De ahí en adelante, Melón asistió con más frecuencias a las actuaciones del Bárbaro del Ritmo.

Melón cuenta entre sus anécdotas lo siguiente:

"En mis principios, los cuales se remontan a 1949, hubo soneros muy buenos en todos los instrumentos los cuales conocían el son en toda la extensión de la palabra. Era obligación tocar con propiedad respetando la clave, en una palabra: como debe ser. Los conjuntos eran de primer nivel, como diría conocido cronista de futbol. Recuerdo entre los pianistas al Viejo Luis, Daniel de la Vega, Salomón Jiménez, Toño Espino, Fayo Cabrero, Pepe Bustos, Luis Lozano, y no hablo de Gallina porque él llegó más tarde y se prestaría a suspicacias. Pero usted, mi enkrukoro, puede tener su opinión acerca de Mauro Enrique Chávez Vergara, que era su nombre".

En 1951, cuando trabajaba en el cabaret Astoria con los Guajiros del Caribe, Melón conoció al diplomático gutemalteco Guillermo Shur, quien los visitaba muy a menudo y lo invitó a su casa a escuchar discos. Así pudo conocer lo que se estaba “cocinando” en New York, Machito, Tito Puente con sus Picadilly Boys, Tito Rodríguez y sus Lobos del Mambo, Joe Loco (José Estévez), Julio Andino y Arsenio Rodríguez, -estas grabaciones se encontraban en 45 revoluciones-, y, con ello, actualizó su repertorio y se puso al día con los ritmos de la “Casa del Mambo” el Palladium. La unión con los Guajiros del Caribe duró poco ya que después de un toque en Ciudad de Juárez, el grupo se desintegró.

Luego pasó a Los Diablos del Trópico. Melón se encontraba en el Macao, con los Diablos del Trópico, el último día de la prueba, un domingo, fue que le dijo Felipe Chía.

- Oye Melón. ¿Te gustaría quedarte con nosotros?

- Sería un sueño

- Pues ya te quedaste. Nada más que tienes que ponerte más duro.

Es pues, en la ciudad de México, de regreso, en el año de 1949, cuando se había pegado a Los diablos del Trópico”, y hace su debut en un cabaret llamado el “Macao”, ubicado en la esquina de Bolívar y Mesones. Sin embargo, hay quienes contradicen este sitio como el lugar de los inicios de Melón y mencionan al cabaret el "Zandam" como el primer centro nocturno donde inició la leyenda de Melón como cantante de son. El Zandam estaba ubicado en las calles de Sonora cerca de la Avenida Insurgentes, en el mismísimo  predio que luego ocuparían los Almacenes París-Londres. El Zandam poseía instalaciones de madera rústica con forma de Molino de Viento al más puro estilo Holandés, y, contaba con todos los servicios para brindar atención a una clientela de las llamadas “pomada” o de “pipa y guante”. De aquel grupo “Los Diablos del Trópico”, Melón conservo la amistad y siguió trabajando años más tarde con el pianista Luis Lozano Cachimba.

En el transcurso de todos esos años, Melón se labró una fama con su voz sonera y su pasó por varias agrupaciones, entre las que podemos recapitular a el Trío Guerra a la oreja, Los Guajiros del caribe, Los diablos del trópico, conjunto que lideraba Galo Almazán; las orquestas de Chucho Rodríguez y de Ray Montoya. También hizo coros en algunas grabaciones del sello RCA Víctor, entre las que destacan las de Tony Camargo, hasta que Carlos Castillo, empleado de la casa grabadora, pasó por la calle de Humboldt y “escuchó un armónico y pegajoso sonido que brotaba del inmueble marcado con el número 8, antro donde Lobo y Melón ya atraían a la parroquia bailadora”. Melón menciona en un artículo de la Jornada:

Este, su enkobio, empezó su trayectoria sonera en 1949 y se encontró con que el ambiente sonero ya tenía figurones que lo interpretaban magníficamente. En la XEW se presentaban el Son Clave de Oro, Chucho Rodríguez y su orquesta, La Conga de Alvarito, grupos mexicanos que sonaban de aquellita. Para ese entonces habían llegado los conjuntos Casino, Niágara y, en 1945, el Matamoros, para actuar en lugares pomadosos, como El Patio, Ciro’s, Sans Souci y otros, a pesar de la opinión de los de alcurnia.

En otro artículo de la Jornada fechado el 28 de septiembre del 2011, Melón menciona lo siguiente:

…en Bolívar y Mesones, El Macao, en el que Los Diablos del Trópico, de Galo Almazán, noche a noche daban muestra de su calidad y hacían del lugar el preferido de exiliados, estudiantes y peloteros cubanos. No era extraño que Benny Moré se apareciera y echara la paloma. Además había niñas de la noche muy atractivas, así que el jícamo estaba garantizado, ya que los satánicos tenían saoco a raudales.

Las fechas para que grabará Melón se acercaban ya, y es así como en 1951 el pianista cubano Juan Bruno Tarraza lo llama para integrar su grupo de estrellas. En aquel ensamble graba los éxitos “María Cristina” y “Pachito el Ché”. También en aquel año participa en la banda sonora de la película “El marido de mi novia”, iniciando una de las más grandes carreras exitosas como sonero. En aquellos años regresa a la orquesta de los Guajiros del norte y también participa como cantante del la orquesta de Ray Montoya y el grupo Sensación Combo, grupo que por un golpe de suerte, llega a Acapulco en 1957. En el puerto de Acapulco conoce al el percusionista Carlos Daniel Navarro Pulido “Lobo”, el cual estaba tocando con el grupo Batamba. Dicen que la historia de Lobo y Melón comenzó cuando Carlos Daniel Navarro Pulido Lobo, se le acercó a Melón para proponerle crear un combo.

El conjunto de Lobo y Melón fue una institución dentro de la música afro-antillana en el caribe y en algunos países de América latina, encarnaron unos años fugaces el clímax de la furia tropical y romántica que por décadas, y aún por siglos, había llegado a México provenientes de las Antillas mayores. Se formó para 1958, en un momento cuando el cha-cha-chá estaba en su apogeo en México y toda agrupación, charanga o no, estaba obligada a tocar el ritmo de moda. La historia comienza cuando Carlos Daniel Navarro Pulido “Lobo”, que antes estuvo con el grupo Batamba, se encontraba tocando en Acapulco, donde también se encontraba en el lugar el Sensación Combo, relata Lobo que le expresó a Melón:

-¿no te gustaría que hiciéramos un grupo?

Melón le respondió:

-Allá en México hablamos.

Tal parece que su debut se llevó a cabo en un lugar de la calle Humboldt con la Avenida Hidalgo, el cual tenía licencia para la venta o reparación de neveras. Lobo le expresó a la periodista Merry Mac Masters lo siguiente:

-De la noche a la mañana el lugar lo convirtieron en un bar y le llamaron el “H8”. No se bailaba. La gente nada más iba a escuchar. Logramos acostumbrar al público a las ideas, estilo y manera de tocar de nosotros.

En el “H8”, fue donde debutaron en su primera noche, en efecto, sonaron de manera caótica, por lo que Melón un tanto confundido quería abandonar el grupo de inmediato.

Melón le recomendó a Lobo que su verdadero interés de quedarse en la banda era que tocaran bien y en un futuro lograran acoplarse; su propuesta fue que la naciente banda ensayara en serio. A partir de la semana siguiente del suceso, empezaron a ensayar y en unas semanas tenían un repertorio de veinticinco números entre estándares y algunos números originales, como, "Abre", un número de Roberto, "Coge pa' la cola" un arreglo de Melón y "El campesino", una canción venezolana que les enseñó el pianista venezolano Ortega.

En la portada de un disco LP de la firma VIK se lee el siguiente texto:

*Hace un año aproximadamente, mientras trabajaban en Acapulco, cada quien por su lado, el “lobo” Carlos Daniel Navarro y el “Melón” Luis Ángel Silva, después de cambiar impresiones, llegaron a la conclusión de que sus inquietudes musicales eran semejantes y acordaron formar un conjunto. El 13 de octubre de 1958 empezaron a grabar para VIK y un año después sale al mercado su primer disco de larga duración. Inmediatamente comenzaron a trabajar en el H8, club nocturno de la Ciudad  de México, en donde permanecieron durante tres meses, actuando frente a una asidua concurrencia que ellos mismos habían formado. Su éxito fue tal que tuvieron que poner veinticinco números en una semana. De ahí pasaron a actuar en el Picos Pardos, y, un mes más tarde, pasaron al Rúa de la famosa Avenida Juárez, en donde alternaron con el conjunto de Mario Patrón. Y casi un año después, a principios de noviembre de 1959 hicieron su primera aparición en la televisión. Actualmente están trabajando en el Capri.  *Fuente: Discos VIK MLV-1059.

Es así como nace la leyenda del mejor conjunto sonero de México: Lobo y Melón.

Cuando llegó el tiempo de plasmar los temas de Lobo y Melón en los surcos del acetato, se cuenta que para su primer disco faltaba un tema para completar la docena: Amalia Batista, basado en una opereta cubana, fue metido casi a huevo para terminar el disco.

A Lobo y Melón los acompañó la fama y la fortuna así como la venta de discos. Cerca de un millón llegaron a venderse, hecho insólito que los catapultó para realizar giras en Estados Unidos. Los oyentes, hispanos y anglosajones por igual, abarrotaron los clubes nocturnos y los grandes escenarios como el Palladium de Los Ángeles.

Lobo y Melón grabaron y actuaron por más de una década, tiempo suficiente para cosechar un éxito tras otro. Fama y fortuna nunca les faltó. El primer grupo de Lobo y Melón estuvo integrado por el venezolano Luis Ortega en el piano, (Ortega desertó al poco tiempo, trasladándose a Acapulco y los dejó sin pianista), en el timbal estaba Héctor Leal, en el bajo Roberto Agüero, Lobo en la voz y las tumbadoras y Melón como cantante. Cuando fueron a grabar su primer LP, la orquesta había cambiado: en el piano, Mauro Enrique Chávez Gallina (quien remplazó a Luis Ortega, el venezolano); en el timbal, Mario González Zuzunaga Cholito (remplazó a Héctor Leal); en el bajo, Andrés López Montenegro "Mucha Trampa"; después Melón propició la entrada de Manolo Osorno. En este algunos LP están incluidas las canciones “No hay negocio" y "Margarito" que cantó Lobo, "El Cumaco de San Juan" que la cantó Melón, "África" y "La bola". El disco termina con la pieza "Amalia Batista", la cual fue metida como relleno. El primer sencillo salió a la venta en junio de 1959 en 78 rpm y en 45 rmp.

¿Cómo fue que surgió el chúa-chúa?

Lobo y Melón se hicieron muy popular con el ritmo chúa-chúa, Melón aporta su definición de esta manera:

"Éramos un grupo, no solamente Lobo y Melón, sino un grupo de soneros que teníamos esa idea, entre ellos estaba Pepe Bustos, un pianista sensacional que está con el Batachá. Hay extranjeros que llegaron en 1955 diciendo que ellos lo inventaron, pero esto ya se hacía desde 1953. Existían muchos que se autonombraban los autores de ese estilo, al cual yo le llamo son bop".

"Yo quiero decir ahora mi versión de como nació ese estilo. Cuando salí por primera vez del Distrito Federal, fuí a Ciudad Juárez con los Guajiros del Caribe, en donde me encontré con un estilo que se estaba utilizando mucho en el jazz que se llamaba be-bop, ahora le dicen también scating, que consiste en cantar con sílabas como si fueras un instrumento, pero sin utilizar las palabras".

"Cuando escuché "Lemon Drop" de Gene Krupa, me volví loco con ese estilo y siempre tuve la idea de juntar el be-bop con el son cubano, pero fueron pasando los años y no lo lograba. Una vez incluso en una presentación, cuando se me nubló la mente y ya no pude seguir inspirando, empecé a utilizar algunas sílabas. Inmediatamente mis compañeros se empezaron a burlar de mí y hasta me insultaron. Ese fue mi primer intento".

La oportunidad para que la Orquesta de Lobo y Melón grabaran su estilo la obtuvieron, gracias a Melón quien era muy amigo de Rafael de Paz, director artístico de la RCA Víctor en México. Al parecer Melón lo invitó a observar la actuación de la Orquesta en el “H8” y Rafael le gustó lo que presentaron esa noche. Primero grabaron en la Casa Vik, una filial de la RCA Víctor -su línea económica donde grababan los artistas humildes. Tal parece que la agrupación logró armonizar con la masa oyente, ya que vendieron discos como pan caliente, por lo tanto la RCA los aceptó como artistas de categoría.

¿Cómo nació Amalia Batista?

Melón comenta que:

-La incluimos en el disco porque a Lobo le gustaba, a mí no. Sigue sin gustarme pero la adoro y en cada presentación la tengo que cantar porque es mi tono.

Antes de terminar la grabación de ese primer LP, desertaron Andrés y Cholito, pero llegaron Ángel Romero Donís, "el Chamaco", Crescencio Paredes Guzmán, "el Pajarito" y luego otros más.

Cabe indicar que fue precisamente Rafael de Paz quien le puso el nombre al grupo. Lobo le señaló en libro de Mac Master que:

A Melón le decían así por la forma de su cabeza. Y a mí porque me parezco a un lobito. De joven era muy inquieto y andaba para arriba y abajo a una velocidad tremenda. A Rafael le pareció muy comercial el nombre.

En tanto Melón agregó:

"La primera vez que se utilizó el nombre de Lobo y Melón fue porque Rafael de Paz me llamó por teléfono y me comunicó que el día para grabar era el trece de octubre de 1958. El único problema era cómo se iba a llamar el grupo, porque si poníamos los nombres de los dos, Luis Ángel Silva Nava y Carlos Daniel Navarro Pulido, la etiqueta iba a salir del tamaño del mundo".

A él le dicen Lobo, a mí me dicen Melón. ¿Qué le parece Lobo y Melón?

Rafael le respondió:

"Así se queda".

La disolución de la Orquesta de Lobo y Melón

Desgraciadamente, después de finalizar una gira por Los Ángeles, la poderosa Orquesta de Lobo y Melón se disolvió, tal vez por diferencias de intereses en la conducción de la orquesta. El derrumbe de esta orquesta determinó una crisis amplia en él son mexicano. El conjunto tenía “algo” que se basó en el estilo bebop que Lobo también aprendió en sus días con el grupo Batamba, su grito acalorado mientras tocaba las tumbadoras era para - bababá - tiblia - chúa - Chúa.

En el aeropuerto de la ciudad de México después de 13 años de existencia, solo se dijeron hasta luego y cada cual cogió su camino. Melón se quedó con el grupo, pero no funcionó, al final lo disolvió.

Lobo atribuyó la disolución a problemas “personales internos”, “dada la poca importancia que nosotros mismos nos dábamos”.

-Yo era joven y pensé que siempre iba a serlo, no supe valorar la fama debido a una falta de preparación hacía el arte.”

Lobo poco después formó dos orquestas Lobo y su Tribu y La Charanguita de Lobo. Mientras Melón grabó con un grupo que se llamaba Psicosis, con quienes grabó sólo cuatro números, que sirvieron de base para un disco que posteriormente grabó con José Luis Martínez Contreras en 1973.

-Ese grupo lo formó Dios. Cada elemento que conformó el conjunto de Lobo y Melón fue una pieza del rompecabezas. Fuimos creadores del estilo denominado "Chúa-chúa", que consistía en sustituir instrumentos musicales con sonidos vocales.

-Gracias a nuestra calidad de los soneros que se producía en México, de 1945 a 1954, no hubo necesidad de importar agrupaciones de otras latitudes.

El grupo de Lobo y Melón se disolvió en 1971, dejando atrás 13 años llenos de éxitos, y despidiéndose todos en el aeropuerto internacional de la Ciudad de México.

 Entre otras anécdotas…

Melón relataba que Juan Bruno Tarraza formó un conjunto que en verdad honraba el calificativo de estrellas. La alineación incluía a Alejandro Cardona, en las trompetas; Caramelo y Lucas; Pedro Zamora Peregrino, pariente de la gran Toña La Negra, estaba en los bongoes; su hermano Toño en las congas; Humberto Cané en el bajo y Rafael Mora El Morro, en la guitarra.

Melón fue un duro crítico de las bajezas de Venus Rey. Una diferencia en 1975 con el que casi todos los músicos llamaban “el cacique” del sindicato de músicos, Venus Rey, marcó su destino en México cerrándole las puertas para trabajar en el país y tuvo que empacar para marcharse al país del norte.

En Nueva York, sin dinero, pero con muchísimos amigos, Melón alternó con grandes salseros como los hermanos Palmieri (Charlie y Eddie); con Johnny Pacheco, integrante de los mundialmente famosos Fania All Stars y con ellos grabó un par de discos, uno de los cuales llegó a estar 26 semanas consecutivas en el primer lugar de la lista de popularidad neoyorquina. Allí formó el grupo la Salsa Azteca”.

Tras la separación del dueto con Lobo, Melón mantuvo su éxito en solitario y en 1986 grabó una disco con Fania "Llegó Melón", que incluyó una composición de Agustín Lara, el cual forma parte de los 30 discos de larga duración que forjó en su larga trayectoria.

Melón escribía: “El Día de Muertos me hizo recordar a muchos amigos y compañeros, los más recientes Celio González y Beto Ávila a quienes conocí en Veracruz... Con Agustín Lara coincidimos en un baile en el viejo Parque España de Veracruz. Compartimos tarima con la Sonora Veracruz de Toño Barcelata. Al final se hizo una descarga sensacional, cantando por primera vez Celia con Lobo y Melón. Las visitas de Celio a donde actuábamos se hicieron familiares y culminaron con una comida que nos hizo en Nueva York cuando volvió a integrarse con la Sonora Matancera. Volvimos a vernos en el escenario del Palladium de la Gran Manzana con Eddie Palmieri y la Perfecta, quienes completaron el cartel...”

En 1999 recibió por sus 50 años de trayectoria artística un merecido homenaje en el Palacio de Bellas Artes. En el 2009 Melón, ya con 60 años de carrera en los escenarios, fue galardonado con la medalla Gonzalo Aguirre Beltrán, que reconoce el mérito y la aportación musical a través del Instituto Veracruzano de la Cultura.

Melón trascendió fronteras al ser el único artista mexicano que grabó con Fania All Star, la firma latina más importante en Nueva York. Aquel disco titulado Llegó Melón, se mantuvo por 26 semanas en el hit parade de Nueva York

Enkobio –como el mismo Melón se hacía llamar- murió ayer 8 de febrero a los 85 años en Veracruz, su segundo hogar. Luis Ángel Silva Melón decía que era “chilan-cruzano”.
Ya no se escuchará más el Chúa-chúa…


Fuentes:
La Jornada
El Universal
Discos Cadmen
Discos VIK
Herencia Latina
Youtube