viernes, 5 de agosto de 2016

Como miran el mundo las diferentes generaciones



Como miramos al mundo

La forma en que los humanos contemplamos los sucesos, objetos o personas según nuestra edad, es lo mismo que “enfocar” la atención hacia un macrocosmos a través de un microcosmos (los ojos). Puede resultar extraño y muchas veces hasta cómico o desatar empatías si uno analiza un evento masivo donde convergen personas de la tercera edad, adultos, jóvenes, adolescentes, niños y bebés.

El adulto mayor (o de la tercera edad), contempla el suceso o espectáculo sin más que su mirada clavada en lo que sucede, tratando de “decodificar” de qué se trata, pero casi sin excepción, sólo a través de sus ojos sin más implemento que sus anteojos, y, salvo raras excepciones, sólo sus ojos. Lo que sí es un hecho, es que en éste rango de edad, los ancianos tratan de recorrer palmo a palmo lo que están mirando para sacar el máximo entendimiento o el mayor gozo sensorial.

En los espectáculos, un número significativo de personas cuya edad oscila entre los 60 y 40 años, he visto  que muchas veces relatan lo que sus ojos ven a través de una llamada telefónica o mensajes de texto a una tercera persona, sin embargo, no se distraen tanto de lo que están presenciando.

Las personas cuya edad oscila entre los 30 y los 40 años, miran el suceso o espectáculo a través de su celular o tableta, a la vez que registran el evento en su dispositivo. Cuando no hacen esto, es casi un “tic” el que estén observando de manera constante su celular. Aquí la distracción ya es avasalladora.

A muchos jóvenes y adolescentes (no todos) se les puede definir como el sector más visual de todos los grupos. Son los que prefieren la imagen al texto. Son el sector que creció al cobijo de la Internet y que dio origen al actual mundo visual como lo conocemos. Hay que recordar que casi todos los avances tecnológicos en cuestión visual, los han realizado jóvenes menores de 20 años.

Los niños centran su atención sólo si el espectáculo, suceso u objeto es de su interés absoluto usando únicamente su mirada. Sin embargo, también utilizan dispositivos si la ocasión lo requiere: lentes 3D, visores, etc.

Sólo los bebés de brazos escapan de toda la parafernalia tecnológica. Ello sí utilizan todos sus sentidos para reforzar la información que pasa a través de sus ojos. Pareciera que usan unas micro cámaras conectadas a sus ojos lo cual les permite registrar todos los movimientos aunque usted no lo crea. De ahí que los bebés lleguen a las denominadas fijaciones visuales.

En general, los ojos funcionan como una cámara fotográfica muy compleja. La lente del cristalino forma en la retina una imagen invertida de los objetos que enfoca y la retina se corresponde con la película sensible a la luz, para después llevarlos al cerebro.

El enfoque del ojo se lleva a cabo debido a que la lente del cristalino se aplana o redondea; este proceso se llama acomodación y sirve para observar de lejos o de cerca según sea el caso.

Se ha calculado que los ojos pueden moverse para enfocar, en al menos, cien mil puntos distintos del campo visual. ¿Una barbaridad verdad? Pero, también es evidente que con los años y la contaminación tecnológica, esa cantidad va disminuyendo.

Pareciera que el destino del ojo humano para “ver” de manera simple y llana un objeto morirá con los años debido a los avances o “modas” tecnológicas. Es innegable que ya estamos en la línea limítrofe por la forma en que contemplamos el mundo, quizá estamos pisando ya la línea fronteriza, en otra etapa o época que avanza a pasos gigantes para dar acceso a la llegada de dispositivos oculares que cumplan con muchas funciones como si fuera película de ciencia ficción.

Es evidente que estas palabras no son concluyentes ni nada por el estilo. No se pueden generalizar, es sólo mi punto de vista. Sin embargo, habría que acotar que el mundo ya se caracteriza por dos grandes grupos: visuales vs. auditivos. Yo soy muy poco visual.

Otro dato a tener en cuenta y que sí se puede generalizar, es aquel que tiene que ver con la contemplación, por ejemplo, de obras de arte o simples fotografías; los ojos van de lo general a lo particular, del todo al detalle, y, muchas veces, ahí nos podemos “evadir” del mundo o escapar hacia los confines del cuadro, fotografía o paisaje.

Un dato más. Cuando los músicos están leyendo una partitura por vez primera, también van del general al particular. Sin embargo, éste particular o detalle llega después al cortex del cerebro: en la partitura ven “trazos” o dibujos de “figuraciones”, pero sólo “concientizan” el detalle hasta que esas figuraciones o notas son decodificadas y llegan a los dedos, la boca o brazos casi por reflejo –según sea el instrumento-, es decir, el detalle y experiencia de esa visión general, llega después por fracciones de segundo. Quizá esto pudiera interpretarse como algo pragmático, o sea, “hazlo y después entiéndelo”.

Algo más acerca de los músicos cuando leen una partitura: existen estudios pasados y recientes que han determinado que ciertos músicos son capaces no solo de tener una interpretación sonora de la lectura de su partitura, sino que hasta pueden “escuchar” de manera muy precisa como suena una sinfonía mientras aprecian los pentagramas.

Es evidente que con la cruzada tecnológica sucederá lo que ocurrió con la llegada de las calculadoras de bolsillo: murió una parte muy importante del proceso matemático del cerebro. Lo mismo ocurrió con la llegada de los mensajes de texto. Cuando los tuvimos a mano, las compañías telefónicas cobraban por un determinado número de caracteres, entonces pasó lo que tenía que pasar: la gente comenzó a sintetizar las palabras de manera tan atroz, que muchas veces un mortal necesitaba un traductor para descifrar ese mensaje. Luego llegó el autocorrector; acto seguido, el lenguaje comenzó a sintetizarse de formas inusuales debido a la velocidad con la que había que redactarlos. ¿Dónde dio inicio esta locura? Pues en muchos lugares, pero particularmente, en los autos y el trabajo. Es lógico que no debes conducir, leer y “textear”, sin embargo, esta avalancha tecnológica hizo lo impensable: hacer seres multitareas.

Luego arribaron los “emoticones”, y con ellos, se comprimió más el lenguaje escrito. Me pregunto ¿Qué sigue? Bueno, pues no es muy difícil de imaginar: niño con dedos pulgares más largos y especializados para “textear”; pulgares e índices diferentes para adaptarse mejor a los controles de video juegos; una trasformación de los ojos con su consabida disminución (miopía o vista cansada), debido al uso excesivo de dispositivos.

La perdida auditiva llegó también con el uso excesivo de auriculares o audífonos. Por lo tanto, aquí esta la mina de oro para los que hacen gadgets: el invento de algún auricular especial para paliar la disminución auditiva de ésta y las siguientes generaciones.

Después de esta digresión, regresaré al tema de los ojos.