domingo, 29 de septiembre de 2013

Que pase el desgraciado!






Que pase el desgraciado…


Al iniciar la década de los años 70s, yo aún era un niño aprendiz de puberto. La gente –gentes para muchos- para “pluralizar” lo ya plural, todavía recibía las “cargas” (o descargas) culturales de la radio. La transfusión cultural iniciaba con la radio. En esos años convulsos por el golpe de estado en Chile, los militares en Argentina, los tupamaros en Uruguay, la liga 23 de septiembre en México, la radio comenzaba una captación diferente de adeptos en la señal de FM (frecuencia modulada), porque la mayoría de esos receptores, sólo tenían la señal de frecuencia de amplitud modulada (AM). Estaciones las había y muchas. Los gustos variopintos no se veían defraudados con la programación, realmente existía de todo, desde la “Rancherita del cuadrante”, el “Hombre bomba”, 620 la música que llegó para quedarse, Radio Educación, la Pantera, Radio Hits, Radio Capital, pasando por los consabidos programas de deportes, de consejos, radio-novelas, etc. La gama en gustos o sustos era interminable y apabullante para cualquier puberto de mi edad. Sin embargo, lo más peligroso del asunto ante tanta hojarasca arbitraria, era quedar enganchado por alguna estación de pésimo contenido o de mala nota, con sus respectivas replicadoras en cada rockola desde los lugares más chics, hasta las llamadas casas de cambio en Sullivan (carnal). 

Por esos años, la televisión (aún de bulbos y en blanco y negro), ya estaba mas que dominada por la mamá o progenitora de Televisa: Televicentro. Cuando uno giraba la perilla para  sintonizar alguno de sus canales, uno se daba cuenta que existía otro México que predominada por aquellos años, ése país que nos llevaría a la hiperrealidad. En la barra de televicentro se podía acceder a la única verdad noticiosa del país, la cual se esparcía desde su noticiero “24 horas” con su conductor Jacobo Zabludovsky; los niños ya eran blanco de las fechorías de Chabelo. Este personaje (o medida de tiempo) ya existía y podría resumirse en algo así como: “En el principio era el Chabelo, y el Chabelo era con Televisa, y el Verbo era Chabelo…”Este personaje inmortal (cual secuoya) que ha transitado a lo largo de casi dos Siglos, prácticamente brinco de los elencos “B” a la programación estelar. Sus incursiones al lado de la joven conductora Janette anunciando el jarabe Hemostil, datan de mediados de los sesentas. Su programa matutino basado en el clásico ”pasa a que te humille” fue un éxito inmediato. 

Los tele dramas estaban en su época de oro: Saby Kamalich, Ricardo Blume, Fanny Cano y toda una pléyade de estrellas del drama del esquite, la filosofía del lavadero y la apología del chantaje, eran el apostolado de muchas señoras teñidas de güeras cual pila Duracel, amen de las "acuosas" conversaciones que sostenían acerca de sus míseras vidas en los lavaderos o pasillos con sus amigas. Los hombres no se quedaban atrás y también buscaban vestir, caminar, gesticular y hasta hablar como lo hacían los galanes de las tele novelas, que en un caso insólito, portaban nombres tomados de alguna pila bautismal de rancio pedigrí, que al parecer buscaban superar su estrato social. Aquellos galanes eran el hazmerreír de los verdaderos actores. Sus diálogos eran la suma de pésimo + malo. La impostación de sus voces era caricaturesca y chusca. 

Las entrevistas en los programas de variedades, son un seguro antecedente de los reality shows que infectan la actualidad. También la prosapia actoril de esas épocas, tuvo su alto grado de infección con la descendencia de Julissa, Angélica María, Christian Castro, etc. Por esos años empezó la epidemia de grupos musicales con niños o jovencitos que pusieron a más de una madre a trabajar durísimo con sus huestes para tratar de “incrustarles” en alguna de aquellas heces fecales (grupos)  producidas por Luis del Llano (hermano de Julissa y llano de cerebro). Fue entonces cuando la radio se tornó tormentosa de sintonizar. Para colmo, la semana televisiva se estructuró de forma aberrante y tomó formas chiqueriles: Siempre en Domingo con Raúl Velasco, la barra infantil en las tardes sin faltar Cepillín, los domingos futboleros, de los cuales sólo era rescatable la descarga cronística de José Ángel Fernández y su infaltable: A todos los que quieren y aman al futbol, desde el coloso de Santa Úrsula… Sin embargo y sin desestimar la opinión de sus fans, la situación de Televisa y TV Azteca fue de mal en peor hasta alcanzar la gloria de la sima (agujero), en la alienación de un pueblo. Es en este proceso que se generan los programas denominados reality shows: La Academia, Balando por un sueño, el Big Brother, la Voz México, Pequeños gigantes, etc, los cuales tienen un padre y abuelo en común que eran: La hora de los aficionados y Juguemos a cantar. En éste último, se pudo palpar la inmundicia humana de Televisa, al negar el primer premio a un niño por ser poco agraciado y de piel morena. Dicen que todos los mexicanos tenemos un poco de Televisa en nuestro ser, y hay que resaltar que el Tigre Azcárraga se esmeró para que así fuera…

Cuando uno voltea hacía aquella épocas, nuestro ser puede darse cuanta y percibir la mega-descomposición de Televisa por increíble que parezca (o perezca). Televisa o TV Azteca nunca han apostado, o tan siquiera pensado en cambiar sus contenidos o formatos, y es aquí donde las cosas se embrutecen de manera exponencial porque llega el personaje de esta gresca: Laura Bozzo.

Laura Bozzo es una mujer –si me permiten llamarle así- que viene a ser la suma de todas las descomposiciones no sólo de Televisa o TV Azteca, ¡no señor! es la suma de la descomposición social, el fétido olor de la educación, la política y todas las heces que usted le quiera anexar. Es el tufo concentrado de los deshechos residuales de cada baño o water mexicano. Es como llevarse la mano al culo y descubrir que uno tiene ahí una caca seca, un “tamarindo” pegado entre los pelos y endurecido por el bayo de nutrientes que acumula un ser humano. Cuando uno se pone a mirar los tele dramas de Laura Bozzo y logra superar la barrera de los 5 minutos como espectador de su programa atestado, lleno, pletórico y enriquecido con heces fecales  (pura bazofia), sólo entonces se entienden los daños directos y colaterales que tienen lugar o cita en el país. Laura Bozzo es el reflejo/producto y referente de muchos mexicanos hundidos en la más ruin de las pobrezas por carecer de una oferta televisiva distinta. Seres humanos que NO tienen opción. Mexicanos que carecen de acceso a la televisión de paga, la educación, seguridad social, redes sociales o algún referente cultural distinto al de la “señorita Laura”.

Uno se pregunta ¿Acaso la televisión se transmutó en water? ¿Porqué aparece esta mierda en mi pantalla? ¿De dónde salió este esperpento con voz de macho fumador? ¿Mi televisión tiene surround con flatulencias de esa magnitud arriba de los 120 decibeles? Por más bizarro que parezca, esta “dama” controla horarios estelares (donde los niños la pueden ver y de su vulgar inteligencia beber), publicidad indiscriminada y contenidos que hacen ver al porno como una industria para bebes. Encima de todos los males que aquejan al ciudadano a diario, desde hace algunos días, la señorita Bozzo, funge como periodista, investigadora, rescatista, intelectual, retadora (ver su reto a Carmen Aristegui), broncuda, altiva, soberbia y todos los pecados capitales (con todo y colonias o comisarías). Cualquier intento escatológico anterior a ella sólo queda en un mero “pedo con caldito”. A pesar de tener tantos adeptos, también hay que reconocer y contar a cientos de miles entre sus detractores. Sin embargo, todos concuerdan en algo, pues la mayoría de los personajes nauseabundos de la historia salieron de una madre: Hitler, Stanlin, Ceausescu, “Baby Doc” Duvalier, etc., pero Laura Bozzo de seguro fue expulsada del útero y hasta de su país Perú. Sabedora de su chamba, ella caracteriza muy bien a su nefasto personaje: grita, tira manotazos, gesticula, se mueve, guiña, reta y cualquier cosa que le dé más notoriedad a su discurso (toda una estructura que dote de legitimidad su chantaje), el cual queda sellado con su rostro de gárgola sin restaurar, otra Elba Esther sin contrincante, la hija del señor Burns, Quasimodo del canal de las estrellas. El lema o frase que acuño: Que pase el desgraciado… sólo denota el grado de estupidez (o viveza) que padece. Pero…es repetido hasta el cansancio por casi todo el país, inclusive niños de kinder (o aquí en estas líneas). Sus problemas con la justicia peruana la hicieron recalar o naufragar en tierras mexicanas y Televisa le brindó el espacio (o water) adecuado para verter sus excrementos verbales, sus fluidos de coprocultivo verborréico. Ya sé que muchos dirán: si no te gusta cambia de canal ¡vaya tontería y salida fácil! No se reduce sólo a esto, se trata de ponerse en los zapatos de las personas que NO tienen otra opción por economía o lo que fuera. Sin embargo, Laura Bozzo sin medir las consecuencias, trató de sacar "raja" del problema ocasionado a la población por el paso de los huracanes que azotaron al país hace algunos días y todo le estalló en las manos. Las redes sociales comenzaron una campaña que cuestionó su conducta mezquina, y ella desde su púlpito virtual, comenzó a reprochar y retar al grado de llamarles “asalariados”, lo que ocasionó que los tuiteros le lancen el hashtag #FueraLauraBozzoDe Mexico, acto seguido, a lo anterior se sumó una petición en www.change.org para que Televisa saqué del aire  su programa. Esta petición en muy pocas horas se ha vuelto viral y ya tiene más de 130,000 firmas para que la “señorita Laura” salga del aire con todo y su tele drama. Con miles de tuiteros y facebokeros las cosas se han tornado difíciles para la hija del señor Burns. A raíz de tantos reclamos, su cuenta de twitter la declaró “callada” desde hace algunas horas, y el twitter de su pareja sentimental fue cerrado por el inclemente e incesante ataque durante 3 días sin tregua. Tal parece que como van las cosas, no parará el embate contra la urraca de Televisa. Incluso en las últimas horas se volvió tema de increíbles “memes” surgidos del imaginario mexicano.