“Ringo Starr and His Starr Band” en Mérida
Ringo Starr con sus casi 75 años
a cuestas –en julio los cumple-, electrizó el Coliseo de Yucatán en su
presentación del concierto titulado “Ringo
Starr and His Starr Band”. El baterísta Steve Smith comentó que la
popularidad de Starr «dio luz a un nuevo paradigma donde se comenzó a ver al
batería como un participante más en el aspecto compositivo»* (Wikipedia)
El ex Beatle, acompañado de una
banda de primer nivel, logró conquistar al público que se dio cita en el
Coliseo. Sin embargo, la característica más sobresaliente y el elemento nuclear
del concierto, fue sin duda el extraordinario halo que rodea al músico. Esta
noche descubrimos la esencia del patrimonio musical de toda una época que rodea
al ex Beatle. Es inimaginable un concierto de esta magnitud si uno no se
encuentra ahí, inmerso en él. La vitalidad de la banda fue hizo notoria en todo
momento. Tan sólo bastaron un par de segundos al inicio del concierto, en el
preciso momento en que se iluminó el escenario sobre el ex baterista de los
Beatles, para que los asistentes quedarán hechizados en la presencia de una
leyenda viva de la música pop. Corearon bravos, hubieron gritos, saltos y las
sonrisas cuando cantó el primer tema para en seguida dirigirse al instrumento
que le diera fama: la batería.
La atmósfera del inicio del
concierto con el tema “Matchbox” de
Carl Perkins, fue en crecida para continuar con “It Don’t Come Easy”, lo que dio pie a lo que sería un concierto
para amotinar recuerdos. Inmediatamente después comenzó la primera rockeada,
con una extraordinaria, creativa y colorida versión de I Saw the Light de Rundgren, el ritmo característico y dionisíaco
de Evil Ways (una genialidad del
tecladista Gregg Rolie), el ya universal Rosanna
de Toto, donde Steve Lukather, sin duda alguna el number two de la banda, demostró porqué es quién dicen que es. Un
guitarrista súper dotado, sólido o pirotécnico, según la ocasión lo amerite; después
conectaron con Kyrie de Mr. Mister,
claro, con Richard Page. Cuando el Coliseo se calentó, Ringo se acomodó en la
bataca, y con el micrófono anunció una canción “que hacía en una banda en la que solía estar… Rory Storm and the
Hurricanes”. Y entonces sonó Boys,
y luego Don’t Pass Me By y todo se
conviertió en un oasis de Beatles que culminó en la mencionada Yellow Submarine, el primer momento del
show en el que uno realmente podía tomar conciencia de que estaba ante de los
dos miembros vivos de la banda más importante de la historia. Hubo momentos en
que el Coliseo se incendió literal y musicalmente, pero sobre todo aquel,
cuando Ringo comenzó a entonar “Yellow
Submarine”. El público ya muy prendido, coreó la archiconocida pieza que
dio inicio al movimiento psicodélico. Ringo Starr, sabedor de su oficio y viejo
lobo de mar en los escenarios, logró transmitir el júbilo y la vibra a sus fans
que fueron preparados con globos amarillos, los cuales en un vaivén, iban al
ritmo de la pieza.
Pero claro, Ringo tenía que
descansar y la banda ofreció una versión incendiaria de Black Magic Woman en la que por única vez se permite improvisar, crear,
recrear, ser libre. Un momento de transición con Honey Don’t y luego You Are
Mine, un tema nuevo de Richard Page en plan soft rock; Africa de Toto; Oye como va de Tito Puente; Love is the Answer de Rundgren.
Magistrales interpretaciones con un sonido exacto, pulcro, muy musical y súper
prendido.
Como si fuera poco, la fórmula se
repetía: I Wanna Be Your Man como
entremés Beatle y más éxitos de los 80s., como Broken Wings y Hold The Line
(de lo más cantado de la noche). Y por último el tandem Photograph (donde volvieron las sonrisas), Act Naturally y With a Little
Help From My Friends, con una coda de Give
Peace a Chance que sonaba mientras los presentes sostenían emocionados los
dedos en V, las cámaras en mano para grabar los momentos en que Ringo se posaba
en la cúpula del escenario. Ringo abandonó el escenario y la Pléyade de
estrellas se quedó tocando hasta la elisión con la pieza de Lennon, “Give Peace A Chance”, lo que dio pie
para que Ringo regresará a cantar unos compases más con el público.
En este concierto, Ringo estaba
compartiendo escenario con uno de los guitarristas más sobresalientes del rock:
Steve Lukather, quizá uno de los tres guitarristas más prolíficos de la música,
ya que cuenta con más de 1500 participaciones en grabaciones con distintos
artistas. En los solos de Steve, se sintió su característico e intenso estilo hard a cada instante. Cada vez que
construía un solo, su desarrollo iba en subida hasta llegar al éxtasis en
frases del más puro estilo growl. Las
líneas de sus solos brillaron por su limpieza y amplio conocimiento del genero.
Sin duda alguna, el ex guitarrista de Toto, sigue siendo uno de los músicos más
intensos del rock.
El baterista con el que Ringo sostuvo
la sección rítmica, fue Gregg Bissonette. Baterista sin igual que ha trabajado
con jazzistas como Maynard Ferguson, rockeros como David Lee Roth, Joe
Satriani, Steve Vai y otro tanto de estrellas del rock. Poseedor de una técnica
envidiable y el respeto de sus compañeros, Gregg es sin duda un elemento
fundamental en la banda de Ringo Starr. Su participación en el concierto no
dejó lugar a dudas, es un monstruo en la batería cuando se lo propone, y como
muestra de ello, sus solos fueron muy aplaudidos, pues en ellos, dejó entrever
su pleno dominio del pop y latín jazz. Su sonido se puede definir como “macizo”
y muy seguro. Su técnica, por momentos con los brazos arriba, reflejan su
consumado dominio del jazz, y en otros momentos, da vuelo al “ponche” que le
sobra en cada brazo, además de su meticulosa precisión rítmica y su buen gusto
musical.
En los teclados estuvo Gregg
Rolie, músico con una trayectoria sin igual, y fundador en 1965, de la Santana Blues Band, que más tarde quedó
simplemente como Santana. Como miembro fundador de la banda de Carlos Santana,
Rolie formó parte de la primera generación en la exitosa agrupación, incluyendo
una aparición en el sonado Festival de
Música y Arte de Woodstock en 1969, y varios papeles centrales en los
álbumes de éxito de Santana. Él es quizás mejor conocido por ser el vocalista
original, con su voz oscura de clásicos como Magic Woman, Oye Como Va,
No One To Depend On y Evil Ways. También llegó a ser muy
conocido y apreciado por su sonido único y revolucionario con el órgano Hammond
B3, con los clásicos solos en muchos de los éxitos mencionados. Sin embargo,
las diferencias persistentes con Carlos Santana en relación a la dirección
musical de la banda liderada por el guitarrista, terminó por hacer que Rolie dejara la banda a finales de
1971.
También estuvo presente en la
banda el cantante y bajista Richard Page (Mr. Mister). Multi-instrumentista,
solista vocal de un par de temas y músco muy experimentado y “corrido” en este
tipo de conciertos.
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